Las áridas dunas de Musca se desenrollaban al ritmo del intrépido vuelo de Karuta, pincelaban los entornos con colores esponjosos. La comunidad
de Eustar habita dichas tierras desde hace tres millones de años. Tienen por
motivo de vida el desafío y el romance. Karuta convivió un largo
tiempo con ellos, conociendo y aprendiendo,
atendiendo y comprendiendo; momentos
previos a su partida, decidió
regalarles un copa de profecía. Ningún habitante de Musca recordaría su voz cientos de
años después, pero la memoria universal supo preservar su palabra en la forma
de un mensaje, que latente esperaría sobre las dunas por los oídos indicados.
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