Muchos han apostado todo su potencial a la búsqueda
desesperada de trascendencia, más el tiempo, implacable, los aturde y detiene, sentándolos en la mesa de la resignación y del frustrado anonimato;
entonces su piel se palidece y las venas dejan de irrigar las ínfulas de mover
cimientos, de generar cataclismos sociales y de subir a la más alta de las
cumbres ideológicas, en donde poder preguntarse: ¿El impulso original aún no está fatigado, merced a su
sufrimiento y dolor? La energía de fondo esta novísima y
con un profundo olor a rosas, en espera de voluntades seductoras, ensalzadas
por la fe de los poetas.
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